Es evidente que en las medidas que vienen tomando las autoridades del gobierno que encabeza Luis Abinader con el objetivo de disminuir los contagios y las defunciones como consecuencia de la pandemia del Covid-19, hay mucha inconsistencia.
Y aunque para algunos la misma obedece a la falta de experiencia de quienes tienen bajo sus hombros las riendas del estado, yo me resisto a sumarme a esa hipótesis, pues casi me atrevo a asegurar que una parte importante de las decisiones tomadas en el orden sanitario en los cinco meses de gestión, han estado orientadas a beneficiar y/o complacer a sectores determinados de la sociedad.
De no ser así, como se explica que el gobierno este haciendo una especie de juego de ajedrez con el famoso toque de queda, cuyas fichas han sido movidas al menos tres veces en menos de un mes sin que se verifiquen resultados importantes.
Para solo tomar un simple ejemplo, el miércoles 30 de diciembre el gobierno emitió el decreto 740-20 que sustituía el 698-20, mediante al cual disponía que desde el día 1 de enero hasta el 10 de este mismo mes estarían clausurados todos los espacios públicos abiertos al aire libre, tales como parques, malecones, gimnasios y los dedicados a prácticas deportivas, solo con la excepción de torneos profesionales sin asistencia de público.
El decreto también incluía las actividades de las diferentes iglesias o denominaciones religiosas, pero en este caso la medida fue dejada sin efecto antes de cumplirse la fecha indicada y yo y ustedes nos preguntaremos porque¬.
Pero ocurre que ya ese decreto fue sustituido por el 037-21, con vigencia a partir del miércoles 27 de enero y hasta el lunes 8 de febrero, el cual dispone que el toque de queda será de la siguiente manera: de lunes a viernes en horario de 7 de la noche hasta las 5:00 de la madrugada.
En este nuevo decreto ya se permitirán las actividades de recreación y el deporte en los malecones y parques, entre otras permisibilidades.
Sin embargo durante el periodo tomado en cuenta para esta flexibilización lo que hemos visto es que el número de infectados y de fallecidos a causa de la pandemia ha ido en aumento, en vez de disminuir y para muestra lo siguiente: El día 8 de este mes el Ministerio de Salud notificó que 1,045 personas dieron positivas, con 9 mil muestras procesadas, mientras que 10 días después anunció la positividad de 1,848 con 10 mil muestras. Ese mismo día, según el boletín fallecieron 11 personas por la enfermedad.
En la fecha en que se anunciaba la nueva disposición, lastimosamente se registraba la astronómica suma de 59 fallecimientos en solo 5 días, lo que nos hace pensar que dicha flexibilización tiene un carácter eminentemente económico.
Es por eso que hemos calificado la decisión como contraproducente.