El Nápoles salió del momento más negro de la era Gattuso batiendo por la mínima a la Juventus en el estadio Maradona, en un partido de enorme sufrimiento, pero fundamental.
Con estos tres puntos, los partenopei se colocaron en el cuarto puesto, a dos de los turineses, que venían de una racha absolutamente positiva (seis victorias y un empate) y ahora pueden ver a Milan e Inter alejarse otra vez.
Pirlo dejó fuera a Kulusevski, saliendo de inicio con Morata al lado de Cristiano y renunciando a McKennie en la medular, con Bernardeschi y Chiesa en las bandas.
Los sureños llegaron a la cita en condiciones sencillamente desesperadas.
Tras la eliminación copera con la Atalanta (séptima derrota en dos meses), el conjunto sabía que otro traspié le habría costado el banquillo a Gattuso.
El técnico, además, tuvo que lidiar con una catarata de ausencias (Koulibaly, Manolas, Demme, Mertens, Ghoulam, Hysaj), a la que se sumó la del portero Ospina en el calentamiento.
‘Ringhio’ decidió apostar por la calidad, alineando a cuatro delanteros a la vez (Politano, Lozano, Insigne y Osimhen) y su plan funcionó en una primera parte bastante igualada.
Bernardeschi tuvo la mejor ocasión para la Vecchia Signora, mientras que los azzurri llegaron varias veces al área de Szczesny, aunque sin darle mucho trabajo.
Los napolitanos pidieron dos penaltis, ambos de Chiellini: uno por un toque con el brazo, otro por un manotazo a Rrhamani.
En el primer caso, el VAR dijo que se podía seguir; en el segundo, llamó al árbitro para revisar las imágenes, y el trencilla concedió la pena máxima.