Su ansiedad por jugar y demostrar que es el mismo de siempre le define. Y le fustiga.
La ambición ilimitada ha marcado su trayectoria profesional. Pero el físico le ha frenado por una vez en la vida al cabo de diecisiete años al más alto nivel. Es el ’annus horribilis’ de Sergio Ramos.
Él capitán de leyenda del Real Madrid y de la selección española vive en 2021 los peores cuatro meses de su carrera deportiva. Todo comenzó a torcerse en enero.
Su rodilla desgastada de tantos años de esfuerzos le dijo basta en la Supercopa de España. Quiso hacer un tratamiento conservador, el mismo que le dio éxito durante mucho tiempo, pero en febrero tuvo que aceptar el definitivo paso por el quirófano para operarse del menisco izquierdo y limpiar las esquirlas de esa rodilla.
Reapareció en marzo ante el Elche, jugó bien frente al Atalanta y un golpe en la tibia izquierda en ese encuentro de Champions le obligó ser baja en Vigo, pero sí se concentró con España al día siguiente.
La polémica del caso Ramos comenzaba a engordar. Disputó medio tiempo en el primer partido de la selección, frente a Grecia, camino de su plusmarca mundial de internacionalidades.
Hubo críticas a Luis Enrique por alinearle la mitad del encuentro. No disfrutó ni de un minuto en Georgia y el miércoles tuvo 300 segundos de juego ante Kosovo, en busca de ese récord.
El seleccionador volvió a ser vapuleado por esa mínima utilización del capitán. Todo quedó en segundo plano cuando Ramos se rompió el gemelo interno de la pierna izquierda al realizar unos ejercicios físicos al final de ese encuentro.
Hizo carreras junto a Thiago, Porro y Diego Llorente, que no jugaron, y sintió el pinchazo que hoy, tras las pruebas médicas de su club, se ha convertido en una dolencia importante en ese gemelo que le tendrá de baja durante un mes.
Un entrenamiento polémico De las críticas a Luis Enrique hemos pasado a la polémica de la razón de llevar a cabo esas carreras después del partido.
Muchos futbolistas que no han jugado ejecutan ese tipo de sesiones en sus clubes una vez acabados los encuentros, pero el capitán había disputado cinco minutos. A Gayá, por ejemplo, no se le vio en ese pequeño entrenamiento. Ramos sí lo hizo. Y se lesionó.
Esta grave rotura le impedirá, por supuesto, medirse al Liverpool y al Barcelona en la semana decisiva que se avecina para el Real Madrid y lo peor es que el líder de la plantilla se perderá otras cuatro jornadas ligueras y probablemente el duelo de ida de unas hipotéticas semifinales de la Copa de Europa si el equipo de Zidane elimina al de Klopp en cuestión de doce días.