Estudios preliminares sugieren que esta mutación de la COVID-19 no solo se propaga más rápido sino que también aumenta un 30% el riesgo de muerte del paciente, razón por la cual consideran que la nueva variante registrada en Reino Unido podría ser más mortífera.
La mala noticia ha sido comunicada por el primer ministro británico Boris Johnson, en un momento en el sistema público de salud británico (NHS) está «sometido a una mayor presión», según palabras de Johnson.
«Debo anunciarles que esta tarde nos han informado que la nueva variante, además de propagarse más rápidamente, podría estar asociada a un mayor grado de mortalidad según nuevos estudios. Hablamos de la variante que se detectó por primera vez en el sur de Londres».
Agregó que los 38.562 pacientes por la COVID-19 actualmente en hospitales británicos es una cifra un 78 % superior al pico registrado en la primera ola, en abril.
Por su lado, en la misma conferencia de Johnson, el principal asesor científico del Gobierno, Patrick Vallance, señaló que la variante británica es entre un 30 % y un 70 % más contagiosa que la original, aunque se desconoce todavía por qué.
Vallance puso el ejemplo de la población de hombres en la sesentena: con la variante antigua, 10 de cada 1.000 contagiados morirían. Con la cepa británica, esa cifra podría elevarse hasta 13 o 14.