A pesar de haber enviado una delegación de alto nivel a México a tratar de extraerle a los vecinos del sur cooperación para contener la crisis migratoria, Joe Biden se ha topado con una sorpresa inesperada: la acrimonia de Andrés Manuel López Obrador, quien no esconde su desdén por la nueva Casa Blanca.
De nada han valido súplicas y ruegos de Washington para que México ayude en el control migratorio de aquellos que huyen de sus países en Centroamérica.
López Obrador ha respondido que esta crisis sin precedentes, con una cantidad récord de menores hacinados en la frontera, es resultado de las expectativas generadas por las reformas de Biden.
En su rueda de prensa mañanera del martes, López Obrador se despachó a gusto contra Biden y el envío de sus emisarios.
En un tono que suele emplear al hablar de España, el mandatario mexicano dijo que su país «no es colonia». «No aceptamos visitas de supervisión. Si no somos colonia, no somos protectorado. México es un país independiente y soberano», dijo. «Siempre imaginan que van a venir de EE.UU. a regañarnos o que nosotros entramos en componendas, negociaciones indignas. Se equivocan», añadió.
Fueron unas palabras inusualmente duras, porque todavía estaba en la zona la delegación enviada por Biden para pedir ayuda en la frontera.
Posteriormente, tras una reunión sobre asuntos migratorios este mismo miércoles, Biden el encargó la solución de esta grave crisis a su vicepresidenta, Kamala Harris, que poco a poco amasa más poder e influencia en la Administración.
La Casa Blanca envió a la coordinadora de la frontera sur en la Casa Blanca, Roberta Jacobson, el encargado de Latinoamérica y el Caribe en el Consejo de Seguridad Nacional, Juan González, y el recién nombrado enviado especial para el Triángulo Norte de Centroamérica, Ricardo Zúñiga.
Estos se reunieron en la Ciudad de México con altos funcionarios del gobierno mexicano, como el canciller Marcelo Ebrard, para analizar el creciente fenómeno migratorio y la cooperación para el desarrollo. Y llegaban, eso sí, apenas unos días después de que la propia Casa Banca condicionara el envío de 2,5 millones de vacunas de Astrazeneca a México a que este país ayude con la crisis migratoria.